El corazón es uno de los enemigos más poderosos en contra de las personas, y este tiende a engañarnos una y otra vez. La escritura dice engañoso es el corazón más que todas las cosas ¿ Quien lo conocerá? solo Dios lo conoce, este muchas veces te viste de una falsa santidad llamada muchas veces como la verdadera santidad o la real santidad. Este mal te hace ver los errores de los demás como los peores, errores incurables, imperdonables, imposible de ser restaurados. Llegan a creer que estas personas ya no tienen oportunidad de nuevamente ingresar a la sociedad, restaurar sus vidas, su familia o su ministerio, y esto es por el simple hecho de que ellos no pueden perdonar el mal que esas personas, grupos o familias cometieron.
Ahora bien, cuando ellos son los que cometen el error, cuando estos individuos que están vestidos con la real santidad o la verdadera santidad son ellos los que fallan o cometen el error, no pueden recibir perdón, no pueden recibir paz. Porque tienen una acusación interna permanente que no los deja ser libres, esto es porque con la misma vara con la que juzgues a los demás serás juzgado, por cuanto no perdonaste a los demás sus faltas no puedes ser perdonado, como perdones a las demás personas sus errores así también recibirás perdón de Dios por los tuyos. Esto no quiere decir que tu perdón es igual al de Dios, esto quiere decir que con la misma fe que perdonas los pecados y errores de los demás y lo olvidas, es el mismo nivel de fe que utilizas para recibir perdón de Dios.
Esta es la calidad de tu perdón por eso la escritura dice en mateo 6:12,14-15
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Es que perdonar a los demás sus pecados es la moneda que utilizas para recibir perdón de Dios.
Si te sientes acusado y sientes que no has sido perdonado por Dios, te invito a examinarte y hacerte estas preguntas:
Si te sientes acusado y sientes que no has sido perdonado por Dios, te invito a examinarte y hacerte estas preguntas:
- ¿a quien le he retenido sus pecados?
- ¿a quien tengo estancado?
- ¿a quien no he perdonado?
Cuando respondas estas preguntas y liberes a esas personas que no has perdonado, podrás sentir el cambio y la libertad que antes no podías sentir. La escritura habla de esto en Juan 20:22-23:
Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los tuviereis, les son retenidos.
No eres de los que retienen pecados sino de los que fueron llamados a libertar con el poder del perdón. Ahora pon en acción la calidad de tu fe en combinación con el perdón y libera a aquellos que tienes atados, y veras la eficacia del perdón en tu vida.